Cuando Rockstar Games anunció GTA: The Trilogy – The Definitive Edition, supe que tenía que sumergirme en estos clásicos nuevamente. Había pasado años desde la última vez que recorrí Liberty City, Vice City y San Andreas, y esta remasterización prometía traer de vuelta no solo la nostalgia, sino también una experiencia mejorada. Ahora que he pasado tiempo con los tres juegos, quiero compartir mi perspectiva personal sobre esta trilogía.
Vice City: Una joya que resplandece en la remasterización.
Debo admitirlo: siempre pensé que San Andreas era mi juego favorito de la saga. Pero al volver a GTA Vice City, redescubrí lo especial que es. Desde el momento en que volví a recorrer las calles inspiradas en Miami, supe que estaba entrando a un mundo que aún tiene mucho que ofrecer.
Sin embargo, no todo es sencillo; una de las misiones más frustrantes y a la vez memorables implicaba manejar un pequeño helicóptero para colocar bombas. Esa tarea demandó precisión y paciencia, y aunque los controles se sienten más refinados que en el original, sigue siendo un desafío.
Lo que realmente me atrapó fueron los gráficos. La lluvia, los reflejos en las calles, y los detalles de los edificios se ven mucho más vivos. A pesar de las mejoras, el espíritu del juego original sigue intacto. En cada misión, cada diálogo y cada canción de la radio, sentí que estaba de vuelta en los años 80, pero con un nuevo brillo.
GTA 3: El desafío más grande de la trilogía.
Ahora, hablemos de GTA 3. Este juego tiene un lugar especial en mi corazón porque marcó un antes y un después en los juegos de mundo abierto. Sin embargo, al volver a jugarlo, me encontré con que es el más complicado de los tres.
Una misión en particular, en la que tenía que destruir nueve cafés repartidos por Liberty City en menos de ocho minutos, me tuvo al borde del colapso. Las mecánicas de manejo no han envejecido tan bien, y los NPC parecen estar diseñados específicamente para entorpecer tus movimientos en los peores momentos.
Los gráficos han mejorado, pero no tanto como en Vice City o San Andreas. Aun así, es impresionante revivir este título y recordar cómo inició todo. Aunque frustrante, no puedo negar que GTA 3 sigue siendo entretenido y desafiante, perfecto para quienes buscan poner a prueba su paciencia y habilidad.
¿Valió la pena volver a esta trilogía?
Definitivamente. GTA: The Trilogy – The Definitive Edition me permitió reencontrarme con tres de los juegos que definieron mi infancia gamer. Claro, no todo es perfecto: los controles a veces pueden sentirse toscos y algunas misiones parecen diseñadas para desesperarte. Pero la experiencia global vale cada segundo.
Lo que más aprecio es cómo esta edición logra encontrar un equilibrio entre la nostalgia y las mejoras modernas. Las texturas, los efectos de luz y las pequeñas optimizaciones hacen que estos juegos sean disfrutables incluso para quienes nunca tocaron las versiones originales.
Si estás considerando probar esta trilogía, mi recomendación es que esperes una oferta. No porque no valga su precio completo, sino porque disfrutarás aún más sabiendo que conseguiste tres clásicos por un gran valor.
Conclusión.
Jugar estos títulos de nuevo ha sido un viaje al pasado con una pizca de modernidad. Cada juego tiene su propio encanto y desafíos, y aunque algunos aspectos pueden sentirse anticuados, es parte de lo que los hace únicos.
Si alguna vez fuiste fan de la saga o quieres descubrir por qué estos juegos marcaron un antes y un después en la historia de los videojuegos, dale una oportunidad a esta trilogía. Personalmente, estoy feliz de haber vuelto a Vice City, luchado en Liberty City y redescubierto la libertad de San Andreas. ¿Y tú, te atreverías a revivir estos clásicos?
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